El incendio en el Valle Magdalena lleva casi un mes arrasando la región, pero en las últimas horas, una nueva preocupación sacudió a los brigadistas: la desaparición de Antonio Retamal, un experimentado combatiente del fuego. El neuquino estuvo perdido por más de cinco horas en medio del humo y la vegetación, mientras helicópteros y drones recorrían el cielo tratando de ubicarlo.
Todo ocurrió en la noche del martes, cuando Retamal se separó de su equipo y no pudo regresar al punto donde lo esperaba el helicóptero. Aislado y sin contacto, intentó aplicar todo lo aprendido en sus años de servicio para no entrar en pánico.
«Caminé cinco horas para volver al lugar donde estaba el helicóptero. Pero cuando llegué, no había nada. Busqué un claro para que me vieran, pero era imposible», relató. La densidad del bosque lo hacía casi indetectable desde el aire. «Son bosques muy altos y cerrados. Cuesta mucho encontrar el camino», agregó.
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A pesar de su preparación, confesó que nunca había vivido una situación tan extrema. “Hay que conservar la calma, porque si caminás en sentido contrario, te desorientás más”.
Antonio Retamal, el brigadista que se perdió en Valle Magdalena.
Una búsqueda contra el reloj
Mientras Retamal intentaba hallar una salida, sus compañeros no perdieron tiempo y desplegaron un operativo de rescate masivo. «Fue una situación muy angustiante», reconoció la secretaria de Emergencias de Neuquén, Luciana Ortiz Luna.
El despliegue incluyó tres helicópteros, tres drones, cámaras térmicas y brigadistas recorriendo el terreno. Incluso, algunos pobladores locales se sumaron a la búsqueda. «Todos decían ‘él sabe qué hacer, lo vamos a encontrar’. Y así fue. Hoy podemos contar una historia con final feliz», destacó Ortiz Luna.
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A pesar del final positivo, el caso de Retamal puso en evidencia los peligros del terreno. La provincia ahora analiza la incorporación de nuevas herramientas de geolocalización para evitar que los brigadistas se extravíen.
Mientras tanto, los combatientes del fuego siguen enfrentando jornadas agotadoras, con rotaciones cada 7, 10 o 12 días. Sin embargo, muchos se niegan a irse. «Se van dos días y vuelven, sienten que su esfuerzo vale la pena», reveló Ortiz Luna.
Retamal, por su parte, se mostró agradecido por la solidaridad de sus compañeros. «Me sorprendió cuánto me buscaron. A pesar del cansancio, no les importó caminar más horas. Eso es lo más valioso», expresó emocionado.
Ahora, tras su rescate, el brigadista evalúa si regresará en los próximos días. «Ayer era mi último día de trabajo, pero tal vez tenga que volver. Veremos», concluyó.