Katy Perry regresó a la Argentina y lo hizo a lo grande. A sus 40 años, la estrella pop estadounidense inauguró en la noche del martes la primera de sus dos funciones en el Movistar Arena. El concierto, que forma parte de la gira The Lifetimes Tour, repasó los grandes éxitos de su carrera y presentó las canciones de su álbum más reciente, 143, editado en 2024.
La expectativa era enorme: hacía seis años que no tocaba en el país, desde aquel show de 2018 en el Club Ciudad de Buenos Aires con su gira Witness: The Tour. Previamente se había presentado con The Prismatic World Tour en el Hipódromo de Palermo en 2015, así como también lo hizo en 2011 en el Estadio GEBA durante el festival Pepsi Music, en pleno furor de su era Teenage Dream.
Esta vez, la cita se trasladó al Movistar Arena de Villa Crespo, con dos fechas consecutivas el 9 y 10 de septiembre. La banda local Plastilina, integrada por Paloma Sirvén y Tomás Wicz, fue la encargada de abrir la velada y preparar al público con las canciones de su disco Marca de nacimiento.
Un inicio eléctrico
Antes de que comenzara el recital, en las pantallas se proyectaron imágenes de lo mejor de su carrera: videoclips icónicos y momentos inolvidables que anticiparon un repaso completo de su trayectoria. A las 21.20, una animación generada con estética de inteligencia artificial mostró un par de manos colocando unos lentes de realidad virtual. Así le dio inicio a un relato visual en formato de videojuego: un mundo distópico devastado en el que Katy aparecía como la heroína que lucha contra una fuerza malvada.
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Katy Perry en Buenos Aires
La cantante emergió desde una plataforma circular con un diseño futurista y abrió con Artificial, de 143, su colaboración con JID. Le siguieron Chained to the Rhythm, Teary Eyes y el hit Dark Horse.
La euforia de la nostalgia
El segundo tramo del show, acompañado de un cambio de vestuario, fue el más celebrado por un público mayoritariamente compuesto por fanáticos de más de 25 años que crecieron con ella. Tras la reciente Woman’s World, la fiesta explotó con California Gurls y Teenage Dream. La euforia alcanzó su pico con Hot N Cold, Last Friday Night (T.G.I.F) y I Kissed a Girl.
Fue en este tramo donde Katy se tomó un momento para hablarle directamente al público: “Sé que mi corazón está en Buenos Aires. Hay algo especial en Buenos Aires. Hay algo mágico en los argentinos y nunca deberían olvidar eso. ¿Están emocionados de estar acá esta noche?”, arengó”.
Y agregó: “Lo hicimos. Les prometí que iba a venir. Me decían: ‘Las artistas pop no van a Sudamérica, es muy caro, no podrás llevar todo el escenario, vas a perder dinero’. Y yo dije: ‘¿Qué quieren decir? Mis fans más grandes están en Sudamérica’. Ustedes fueron mi familia desde el día uno. Desde 2008 estuvieron ahí, porque nos entendemos entre nosotros”.
La complicidad con el público
También hubo espacio para el presente: Nirvana, Crush y I’m His, He’s Mine (su canción con Doechii), todas de 143, se mezclaron con Wide Awake. La puesta fue monumental: pantallas, juegos de luces, una decena de bailarines y una pasarela que le permitió recorrer la mitad del estadio, quedando muy cerca de las plateas y el campo trasero.
La interacción fue otro punto alto. Una ruleta virtual eligió al azar un álbum —Smile (2020)— y un QR en pantalla permitió que los fans votaran las siguientes canciones. Katy reapareció entre el público, sostuvo una camiseta de Argentina y hasta cantó unos versos de Don’t Cry for Me Argentina, del exitoso musical Evita.
“Los brasileros van a estar muy enojados. Pero todavía no estamos ahí, así que podemos ser del equipo argentino hasta ese momento. No le digan nada a los brasileros”, bromeó.
Las canciones más votadas por la gente fueron What Makes a Woman y Never Really Over, donde invitó a dos fans al escenario: Guadalupe, de Buenos Aires, y Julián, de Mendoza. Él le contó que su música lo acompañó mientras atravesaba un duro cáncer. Ella, por su parte, se animó a pedirle una canción: The One That Got Away. En uno de los momentos más emotivos de la noche, Perry —envuelta en una bandera argentina— accedió y hasta le permitió lucirse al dejarla sola con su micrófono.
Un cierre a pura emoción
En el tramo final sonaron All The Love, E.T., Part of Me, Rise, Roar, Daisies y Lifetimes, antes del cierre deslumbrante con Firework, en medio de un despliegue de luces y efectos que transformaron el estadio en una verdadera celebración colectiva.
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Katy Perry en Buenos Aires
El show duró dos horas exactas y dejó a los fans con ganas de más. Para ellos, todavía hay una segunda oportunidad: Katy Perry volverá a subir al escenario del Movistar Arena en la noche del miércoles 10, para repetir una de las experiencias pop más potentes del año.