El hallazgo de restos óseos en un terreno en Coghlan y la confirmación de que se pertenecían a Diego Fernández Lima, un joven que estaba desaparecido desde 1984, no deja de sorprender y cada día se conocen nuevos detalles. Este lunes, uno de los albañiles que encontró los huesos mientras trabajaba en una obra contó la sensación que tuvo en ese momento. «Me dio escalofríos«, dijo en una breve entrevista.
«Estábamos trabajando y haciendo la instalación y sin querer encontramos los huesos. Al ser curiosos, seguimos cavando más, nos dimos cuenta de lo que era y llamamos a la policía para constatar lo que era», relató Cristian a TN.
El joven era uno de los trabajadores que, en mayo de este año, estaba construyendo una medianera en un chalet ubicado en Congreso 3742, en el barrio porteño de Coghlan, y encontró los restos cadavéricos en ese contexto.
«No podía imaginar que habría un cadáver en ese estado y a tan poca profundidad. Eran más o menos 60 centímetros, estaba casi pegado la medianera (que estaba en construcción)», agregó al móvil televisivo y contó cuál fue la sensación que tuvo en ese momento. «Me dio escalofrío, nadie se espera encontrar algo así», expresó.
En medio de la conmoción que generó este descubrimiento hecho hace casi tres meses, un análisis genético confirmó que los huesos se correspondían con el ADN de Fernández Lima, quien tenía 16 años cuando fue visto por última vez el 26 de julio de 1984. Con esto, se puso fin a más de cuatro décadas de búsqueda por parte de la familia del chico.
La vivienda donde fueron hallados los restos pertenece a la familia de Cristian Graf, quien era compañero de colegio de la víctima y en el presente es el principal sospechoso en la causa. Si bien no eran amigos, compartían una afición por las motos.
Según pudo saber Clarín, Graf se presentó este lunes solo en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 61, de avenida De Los Inmigrantes 1950, a cargo de Martín López Perrando.
La Fiscalía sospecha que Diego fue asesinado y enterrado en ese lugar, a unos 800 metros de la última esquina donde un testigo afirmó haberlo visto con vida.
Los últimos datos que se tenían de Fernández Lima eran que había asistido a la escuela por la mañana, almorzó en su casa con su mamá y luego pidió dinero para ir a la casa de un amigo. En aquel momento, un conocido de la familia declaró haberlo visto poco después en la esquina de Monroe y Naón,
Más de cuatro décadas después, las pericias hechas sobre los huesos encontrados revelaron una lesión compatible con una herida en una costilla, lo que sugiere que la muerte fue producto de un homicidio.
BPO