La actualidad de Boca no deja mucho espacio para buenas noticias, está claro. Los 12 partidos sin victorias, las decisiones polémicas de Miguel Ángel Russo y el nivel del equipo atentan contra la esperanza en cuanto a mejorar a tiempo para terminar el año con una sonrisa. Sin embargo, en medio de todo ese panorama, en el empate ante Racing hubo algunos rendimientos a destacar.
Uno de ellos fue el de Marco Pellegrino, uno de los refuerzos que se sumaron en la ventana que se habilitó especialmente para el Mundial de Clubes. El sábado, el central jugó su sexto partido al hilo como titular y fue uno de los grandes responsables de que el Xeneize no haya sufrido de más, sobre todo en el primer tiempo.
Después de haber llegado con algo de apuro a ponerse la azul y oro, Pellegrino debió esperar un poco más de lo que él hubiera deseado para que llegara su debut: la razón es que su último partido en Huracán (la final del Torneo Apertura que su equipo perdió ante Platense) lo jugó con un pequeño desgarro, que se profundizó y le impidió arribar pleno a su firma con el Xeneize.
Su debut, no obstante, fue el primer eslabón de una cadena que aún no se cortó. A aquel partido ante Auckland City (donde reemplazó al lesionado Ayrton Costa y relegó a quien había sido dueño del puesto por años, el ex capitán Marcos Rojo) lo siguieron el estreno en el Clausura ante Argentinos, las siguientes tres fechas y -en el medio- el partido ante Atlético Tucumán. Y siempre, a pesar de los resultados, Marco cumplió con creces.
Casi convertido en tendencia en redes durante el domingo (por ser la luz en el camino para muchos hinchas), el defensor analizó lo que dejó el partido y su presente. «Creo que el punto lo rescataron ellos, más allá de que nosotros conseguimos el empate. El equipo mostró otra actitud, tenemos que sacar adelante y sabemos que tenemos que sumar de a tres como sea. ¿Yo? Me voy sintiendo cada vez más sólido, cada vez mejor».
Otros puntos con buenas sensaciones
En cuanto a lo que viene, la proyección de un Boca más confiable tiene otros puntos de apoyo considerando los últimos partidos del equipo. El más destacable es el de Leandro Paredes: aún en ablande, el refuerzo estrella del año alcanza a ser decisivo a partir de su exquisito pie derecho, que ya le salvó dos puntos al equipo en la Bombonera.
Otro es Rodrigo Battaglia, ahora socio de Pellegrino en la zaga pero antes cumpliendo como volante central. De presencia perfecta en el ciclo de Russo, además de la solvencia que aporta tiene un don de caudillo que lo puede transformar en un jugador indispensable si Boca recupera un nivel acorde a su historia. También fue una buena noticia la vuelta al gol de un cumplidor como Milton Giménez.
En cuanto a lo que puedan dar, la actuación de Brian Aguirre contra Racing le alcanzó para ganarse la chance al menos de seguir en el equipo, en tanto que el ingreso de Exequiel Zeballos fue de lo mejor que se le vio al Changuito en los últimos tiempos. Todo además de la redundancia que implica la importancia de Milton Delgado cada vez que juega. Y cuánto se siente su ausencia, como en los más de tres cuartos de partido que vio de afuera el sábado.
Situaciones, todas ellas, que serán válidas y consistentes si los protagonistas las logran mantener. Y -claro- toda vez que Boca empiece a ganar de una buena vez.
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