Más allá del empleo tradicional: cómo se redefine el futuro del trabajo

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Diego Germán Jaskowsky (*)

El trabajo en relación de dependencia, con sus características de subordinación, permanencia y proteccionismo, entre otras, es producto de una circunstancia histórica. La relación laboral como la conocemos hoy nace como consecuencia de la revolución industrial, la cual se definió por la concentración de capital, las grandes escalas industriales, el escaso acceso a la educación, la nula conciencia social empresaria y todo lo que implicó la economía capitalista del siglo XIX.

La legislación laboral fue la respuesta que dio equilibrio al sistema y permitió un desarrollo más sostenible de la economía. Sin embargo, creo que es una necesidad revisar si los presupuestos fácticos que dieron origen a la legislación siguen estando vigentes, o por el contrario, han variado sustancialmente, generando la necesidad de adaptación del régimen legal.

Desde ya, la tecnología ha cambiado la manera de producir y de relacionarnos de manera fundacional desde la primera revolución industrial, acelerándose dicho cambio de manera exponencial en las últimas décadas y años. Entonces, encontramos obsoletas las comunicaciones postales, la documentación laboral en papel, los controles médicos presenciales y relojes tarjeta, entre otros. Ahora bien, si el derecho debe actualizarse a la tecnología actual, los cambios que menciono son más bien cosméticos.

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La pregunta es en relación al eje de la relación laboral: la subordinación. ¿Será que podemos superar la subordinación en las relaciones laborales? Si el cambio de contexto económico, social y tecnológico cambió la manera de relacionarse laboralmente hace más de dos siglos, ¿podemos pensar que el cambio tecnológico actual tendrá igual efecto?

Nuevas formas de contratación

Manteniendo siempre una mirada amplia, creo que el cambio es inminente. Es patente que a través de freelancers, plataformas de reparto, traslados, etc., están surgiendo nuevas formas de contratación no laborales.

El avance tecnológico nos permite relacionarnos de manera tal que unir a aquellos que dan trabajo con aquellos que lo toman sea mucho más fácil que en otras épocas. Hablando de freelancers (personas calificadas que prestan sus servicios a través de internet, libre y globalmente) en otra época, hubiera sido imposible relacionarse con sus clientes de manera eficiente y sostenible. Seeds, Andela, Toptal, Expert360, Workana, Fiverr, Freelancer.com y Appjobs, entre muchas otras, son aplicaciones que permiten el relacionamiento laboral. Las relaciones que se generan no son subordinadas. No hay proteccionismo de ningún tipo. La seguridad social sigue en manos del Estado, donde siempre debió estar. Entonces, hablando de freelancers, el derecho laboral agoniza.

Sigamos con los ejemplos: las apps de traslados (Uber, por ejemplo), logran flotas infinitas sin relaciones laborales. Igualmente, en la mensajería, aplicada a comida, o a cualquier otra diligencia. De nuevo, el derecho laboral queda afuera.

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Esto es posible por la evolución tecnológica y seguirá avanzando a las distintas áreas de las relaciones económicas. La realidad es que la inmensa mayoría de los trabajos que se realizan virtualmente solamente necesitan una simple computadora, que resulta ser bastante accesible en los tiempos que corren. Ya no se trata de medios de producción inaccesibles. Y aquí es necesario poner en la balanza que estas formas novedosas de contratación funcionan porque existen usuarios que valoran sus atributos, que son la flexibilidad, la facilidad de contratación, el alcance internacional y la prestación de servicios virtuales, entre otros.

Estos novedosos atributos de las relaciones serán, en muchos casos, los que primen frente a los valores clásicos de estabilidad y seguridad que esperamos de las relaciones laborales.

La forma de contratación está cambiando, la manera de trabajar también, incluso los valores que cada parte considera valiosos a la hora de vincularse se están modificando. Siempre existirá el derecho del trabajo y siempre será una necesidad básica, pero puede ocurrir que la subordinación deje de ser la regla. Creo que la tendencia se mantendrá y enfrentaremos mayores cambios en el futuro, pero debemos recordar que la capacidad de adaptación será la que haga la diferencia.

(*) Socio – Jaskowsky Bistocco Barrios – Abogados

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