NASHVILLE (Enviado especial).- Apenas se sale de la zona de embarque del Aeropuerto Internacional de Nashville, lo primero que aparece no es un cartel publicitario ni una oficina de turismo, sino un pequeño escenario con un músico tocando en vivo. Guitarra en mano, va hilando canciones de country frente a una fila de sillones y cafeterías. Esa escena resume mucho de lo que es esta ciudad: Nashville respira música, y no la guarda para los escenarios principales. La ofrece en los pasillos del aeropuerto, en los bares, en las veredas, en la calle. Y esta semana, entre esos acordes, se cuelan cantitos de cancha en español: la ciudad de la música se transformó también en la ciudad de fútbol. En la ciudad del fútbol argentino. Como si por unos días, en lugar de Caminito y el tango, la postal típica fuera Broadway con guitarras y camisetas de Boca.
Broadway, la calle más emblemática de Nashville, es el punto de encuentro entre la historia local y el turismo. Son unas pocas cuadras de bares con fachadas antiguas, luces de neón, carteles gigantes y puertas abiertas, donde todo el día hay alguien tocando en vivo. Hay museos dedicados a Johnny Cash, a los orígenes del country, y hasta a Taylor Swift. Se puede entrar a comer, a tomar una cerveza o simplemente a ver cómo se improvisa una canción en un rincón de madera y luces bajas. Pero ahora, entre sombreros texanos y botas vaqueras, asomaron camisetas de Boca.
El partido ante Auckland City, que definirá el pase a la siguiente fase del Mundial de Clubes, se jugará en el Geodis Park, el estadio del Nashville SC, equipo que compite en la Major League Soccer desde 2020. La particularidad que llamó la atención de muchos hinchas de Boca es el color de la camiseta local: también azul y amarilla. Tanto, que varios consultaron precios y talles, y si la suerte acompaña, se llevarán un souvenir inusual: la casaca de un club de Tennessee que, al menos por una tarde, bien puede pasar por una versión local del Xeneize.
El Geodis Park ya recibió un partido de este Mundial: Los Angeles vs. Esperance, de Túnez. Lógicamente, no se vivió lo que está generando Boca. Más allá de que la asistencia de público no sea tan masiva como en Miami, la presencia de hinchas, los colores en las calles, la expectativa previa y la conexión con la ciudad tienen otro matiz, otra temperatura.
El clima también jugará su partido: se esperan unos 35 grados para la hora del encuentro, que comenzará a las 16 de aquí, 18 de la Argentina. Una sensación similar a la de Miami, aunque con un dato clave: frente a Benfica se jugó a las 18 y contra Bayern Múnich, a las 21. Esta vez, el partido será en plena tarde, bajo el sol sofocante del verano estadounidense.
Nashville tiene una población cercana a los 700.000 habitantes dentro de los límites de la ciudad, pero si se toma en cuenta su área metropolitana, que incluye ciudades vecinas y suburbios, la cifra se acerca a los dos millones. Su crecimiento es constante, con edificios modernos que se mezclan con casas bajas de madera, parques verdes, universidades, puentes y un río, el Cumberland, que la cruza de lado a lado. Tiene ritmo, pero no apuro. Y eso la hace distinta a los ojos del visitante.
Además de Broadway, el downtown de Nashville combina lo histórico y lo moderno. Hay callecitas empedradas, grafitis, cafés con historia y locales que venden discos de vinilo. Hay turistas, pero también muchos residentes que salen a escuchar música después del trabajo. En algunos bares hay más gente que músicos, y en otros, más guitarras que mesas. La ciudad vive al ritmo de los shows en vivo, y también del fútbol, al menos hasta que pase el partido de Boca.
El deporte, en general, tiene un peso importante en Nashville. El equipo más popular son los Tennessee Titans de fútbol americano, pero también hay franquicias de hockey (Predators), de béisbol (Sounds) y, cada vez más, de fútbol. El Nashville SC fue fundado en 2017, debutó en la MLS en 2020 y construyó el Geodis Park, que con capacidad para 30.000 personas es el estadio más grande de Estados Unidos dedicado erigido exclusivamente para el fútbol. Es nuevo, cómodo, moderno y se convertirá este miércoles en escenario de un cruce que podría quedar en la historia: Boca vs. Auckland.
Para Boca, Nashville puede convertirse en una ciudad bisagra. Si el equipo logra clasificarse, si avanza, si se mete en octavos, esta parada quedará marcada por la hazaña. Si queda afuera, será todo lo contrario. De un lado o del otro, quedará en los libros. Por eso este partido, que para algunos puede parecer accesible, se juega con la tensión de una final. Y se siente. En los hinchas que caminan Broadway con ansiedad y también en el plantel, que irá en busca de empezar a escribir algo grande.
Nashville, con su melodía de fondo, se convirtió en un escenario inesperado para jugarse tanto. No habrá guitarras ni bajos en el estadio, pero sí una hinchada que le pondrá su ritmo propio a la noche. La ciudad ya forma parte de este momento. Lo que ocurra en la cancha terminará de sellar su lugar en la memoria xeneize.