El padre Mamerto Menapace, reconocido monje benedictino, escritor y referente espiritual argentino, falleció recientemente y sus restos serán velados en el Monasterio Benedictino Santa María de Los Toldos, en un marco de recogimiento y profundo respeto.
El velatorio comenzará este sábado 7 de junio a las 11 horas en la Capilla de la Virgen Negra, ubicada dentro del monasterio. Se extenderá hasta las 22 del mismo día y continuará el domingo desde las 6 de la mañana.
Nacido el 24 de enero de 1942 en Malabrigo, en el chaco-santafecino, Menapace ingresó desde niño al monasterio de Los Toldos, fundado en 1948, donde desarrolló prácticamente toda su vida religiosa. Fue ordenado sacerdote en 1966, tras completar sus estudios de teología en el monasterio de Las Condes, en Chile.
A lo largo de su vida, Mamerto Menapace combinó la vida monástica con una intensa labor pastoral, educativa y literaria. Fue abad del Monasterio de Santa María de Los Toldos durante dos períodos, entre 1980 y 1992, y en 1995 fue elegido abad presidente de la Congregación Benedictina del Cono Sur, que incluye monasterios de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay.
De estilo cálido y cercano, Menapace se destacó por su vasta obra literaria. Supo transmitir el mensaje cristiano con un lenguaje sencillo y lleno de imágenes del campo y la vida cotidiana.
Editó más de cuarenta libros muy famosos como Un Dios rico de tiempo (1975), Madera verde (1978), Cuentos rodados (1983) y El paso y la espera (1992). Algunos de sus discos más conocidos son De yerbas y otros cuentos (1985), Solidaridad (1985), Cuentos del Reino (1994) y Charla para desanimados (1994). Entre sus películas se encuentra Reflexiones-Imágenes-Charlas (1991); A los jóvenes les digo (1994); Los valores, con humor (1993) y Cuento con ustedes (1998). Recibió el Primer Premio Faja de Honor Padre Leonardo Castellani (1995) por su libro El amor es cosa seria.
A poco de inaugurarse la estación LT33 Radio 9 de Julio, participaba en el programa radial de la tarde ‘La Campana’ donde comenzó a realizar su estilo de prédica del evangelio desde los cuentos cristianos. Su fama, ante su estilo ameno y campechano trascendió, y se popularizó, alcanza a estar en programas de medios nacionales.
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