Uruguay brilló con el oro, hoy la moneda es papel pintado

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Uruguay supo brillar de la mano del peso oro; hoy tiene una moneda que es papel pintado 

Un colega de la universidad me compartió la nota publicada en la sección de noticias uruguayas del diario argentino ámbito.com, este 29 de marzo.

Su título “La caída del dólar va más allá del contexto global y se explica por factores locales”, y las relaciones indicadas luego, es lo que intentaré rebatir.

Desde que dejamos atrás el peso oro uruguayo, el corto pero fructífero período de banca libre, con la creación del BROU, en 1896 y el posterior abandono en 1914 de la convertibilidad metálica, los políticos comenzaron un camino sin retorno de expolio a la población.

| La Derecha Diario

En aquellos inicios, como lo narra el historiador y economista Ramón Díaz en su libro Historia Económica de Uruguay; con la mala experiencia de los billetes del Banco Nación argentino junto al cobre degradado brasileño se resistió la tentación a la emisión (devaluación).

Las autoridades de antaño junto a una población reacia a la devaluación, lograron preservar el valor del peso, conscientes del daño histórico causado por los países limítrofes mediante estrategia conocidas como la política empobrecer al vecino.

Abandono del Patrón Oro

Antiguo billete del peso uruguayo oro convertible Billete de 50 pesos uruguayo oro, convertible según ley 1862, equivalía a 5 doblones de oro sellados unos 77,8 gramos de oro fino.

En 1862 la paridad al metal la habían fijado en 1,556 gramos de oro fino por unidad de peso oro uruguayo, y si bien en 1914 ya se había abandonado la convertibilidad, la devaluación formal se dictó en 1938 fijando aquel peso a 0,585 gramos del mismo metal, un 62.4 % la pérdida de aquel valor.2

Las razones para desligarnos del metal amarillo son las mismas por las que, más acá en la historia, los políticos argentinos en 2001 abandonaron la convertibilidad al dólar, el gasto público sin control.

En la tabla muestro algunas décadas de cómo el Banco Central del Uruguay (BCU) y la Reserva Federal de los Estados Unidos de América han envilecido la moneda de sus ciudadanos, que se puede apreciar, aunque parcialmente, a través del incremento porcentual del IPC.

Inflación del IPC promedio anual por décadas, desde 1940, de Uruguay, Estados Unidos y Suiza.

inflacion media anual por decada en Uruguay, USA y Suiza. Fuente: Construcción propia con datos de INE Uruguay, DineroEnElTiempo, BFS Suiza, Datos Macro

Sólo en los últimos 85 años los gobernantes suizos han hecho el mejor trabajo, con una inflación acumulada de 70%, los norteamericanos no tanto con 2184%, pero nuestros políticos se llevan el premio mayor, nos han generado una inflación de 63778 millones %.

El problema que se manifiesta en la degradación de la moneda, que los gobernantes dicen proteger, es moral como suele describir refiriéndose a la historia económica de nuestros países el presidente Milei.

En un post anterior Nuestro Estado Elefante, comparé el tamaño del parlamento uruguayo con países de a región y rocos como Suiza.

Respecto al fortalecimiento global del dólar, como se indica en la noticia en una apreciación muy vaga, una divisa se fortalecerá respecto de aquellas monedas más débiles y se debilitará en relación con otras más fuertes que ella, como el franco suizo con menos historia inflacionaria.

Interés y tipo de cambio

El tipo de cambio es un precio, el de una unidad de la divisa en cuestión (dólar aquí), respecto de la moneda local (pesos uruguayos), como cualquier bien el precio está determinado por la interacción de las fuerzas de oferta y la demanda.

Así es que cualquier variable que afecte a una u otra incidirá en dicho valor, pudiendo ser o no mensurable, la incidencia puede ser tan insignificante que darle una importancia que no tiene más bien puede desviar la atención de las razones realmente fundamentales.

Henry Hazlitt decía en su famosa obra “Economía en una Lección”, un libro elemental que todos deberíamos leer, en particular nuestros servidores públicos, el buen economista considera las repercusiones de las acciones en todos los mercados y plazos, no sólo en lo inicialmente afectado.

La difícil vuelta a la normalidad

Cualquier intento de incidir en el valor del dólar vía tasa de interés o cualquier otra forma, inicia o continúa, un camino peligroso plagado de regulaciones, que afectará negativamente la asignación adecuada de los escasos recursos de la sociedad, a sus mejores usos.

Nunca regular precios nos llevará a buen puerto, la historia escrita de 4000 años al respecto lo confirma, ninguna autoridad puede saber de antemano el precio que un bien debe tener, a esa pretensión el nobel de economía de 1974, Friedrich von Hayek, ha calificado como la “fatal arrogancia”.

Ese proceso de la intervención se encuadra en la lógica que magistralmente el mismo Hayek explica en su célebre obra Camino de Servidumbre, el peligro del camino al socialismo.

Como lo está demostrando el presidente Milei en su país, todavía batallando con la salida del cepo al dólar, no obstante, cada paso que da es en la dirección correcta y son batallas ganadas en su seguro camino a su objetivo final, la eliminación del Banco Central, un noble trabajo.

Tasa de interés vs precio del dinero

El dinero el el tiempo.

El interés existe porque existe el tiempo, no porque exista el dinero.

La tasa de interés es un precio, pero no del dinero, es el precio relativo de los bienes presentes respecto de los bienes futuros, surgido de la interacción entre oferta y demanda en el mercado de fondos prestables o de bienes.

Dada las expectativas y las preferencias temporales de las personas, que se manifiesta en la relación entre el ahorro, que es trasladar consumo presente al futuro, y la necesidad de crédito, anticipar consumo futuro al presente, la tasa de interés es el precio que equilibra dichos comportamientos.

Claro que hay una descoordinación generalizada, por la insistencia de los banqueros centrales, en su tozudez de fijar el tipo de interés, entorpeciendo la asignación en el tiempo de los escasos recursos de la sociedad, causa de las crisis financieras modernas.

El interés es anterior e independiente al uso del dinero, no se necesita ese bien de intercambio indirecto para que exista el interés, que además existe porque existe el tiempo, por lo que no puede nunca ser el precio de aquel como se cree.

El precio del dinero es su poder adquisitivo, la cantidad de bienes (o dólares) que se pueden comprar con una unidad monetaria, quedando determinado en el mercado del dinero.

Cuando se venden dólares se demanda moneda local y viceversa.

Moneda sana y riqueza, moneda falsa y pobreza

El prestigioso docente español, el economista Miguel Anxo Bastos, decía en una de sus ponencias, a disposición en YouTube, que la pobreza es la condición natural del ser humano, que nos caracterizó hasta la revolución industrial cuna del capitalismo moderno, lo que hay que explicar es la riqueza y preguntarnos por qué no somos ricos.

EL presidente argentino Javier Milei suele mencionar que la inflación implica una pérdida de crecimiento, esa pérdida de crecimiento se puede resumir en dos causas.

Por el bajo ahorro, debido a la alta carga impositiva que supone el impuesto inflacionario, la privación de parte de la riqueza que genera la población, queda poco después del consumo, sin ahorro no hay inversión y por lo tanto magro crecimiento.

Por otro lado, la inflación distorsiona el sistema de precios, es decir la única señal en el mercado, necesaria para la coordinación de los recursos escasos, así los pocos recursos ahorrados no se asignan a los mejores usos.    

Conclusión a modo de reflexión

El valor de nuestro dinero debe ser recuperado, o por lo menos lograr que cese el saqueo, años de robo mediante emisiones espurias, por gastos descontrolados, nos han salido caros, lo pagamos con pobreza persistente.

Cada vez que nuestros políticos emiten pesos nos han estado robando, obligándonos con el curso forzoso a entregar nuestra riqueza a cambio de la nada.

Además de enriquecerse cual vil ladrón han entorpecido la asignación de recursos escasos y por ende el crecimiento, no es por mala suerte ni por el dogma de Montaigne que seamos 5 veces mas pobres que el país más rico hoy, a PIB per cápita por supuesto.

Debemos volver a nuestro peso oro uruguayo, orgullo del pasado, una moneda sana que estuvo en la base de nuestra gloriosa edad dorada, cuando éramos considerados por el mundo la Suiza de América, hay esperanza, podemos revertir la decadencia actual.

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