La trama misteriosa del rol de Martín Redrado en la llegada al mundo de la hija de Luciana Salazar, Matilda, siempre despertó múltiples interpretaciones. Durante años se especuló con una posible paternidad, así como se habló hasta el hartazgo de un contrato para mantener económicamente a la niña.
Esta semana, el economista provocó un sismo con sus declaraciones públicas y activó una catarata de secuelas, cuando aseguró en una entrevista, en un streaming, que no ve a la pequeña desde el 2018, cuando no llegaba al año de edad y en el contexto de su separación de Luli Pop.
Claro que la modelo reaccionó y sacó a la luz fotos del político con Matilda, en el cumpleaños de tres de la gurrumina, con lo que ya desmanteló su palabra. Y ahora se acaba de sumar el dato más explosivo, la prueba concluyente que derriba toda la postura pública de Redrado: apareció el acuerdo firmado ante una escribana.
En el ciclo de Viviana Canosa accedieron al documento oficial y lo exhibieron con lujo de detalles, lo que posibilitó dilucidar las responsabilidades que asumió el economista en la crianza y manutención de la niña. “El documento que Martín Redrado firmó, donde se hace cargo de Matilda hasta los 18 años. Esto lo firmaron una vez que ya se había separado la pareja”, explicó la conductora.
En pos de aclarar todas las dudas, la periodista exteriorizó: “Esto fue bajo escribano público, ahí tenés inclusive arriba la firma de Martín Redrado, que además pone como garantía su patrimonio. Redrado firma ante un escribano público que hasta la mayoría de edad de Matilda Salazar, él se va a hacer cargo de todo. En su momento del Chateau, de la casa en Tortugas, del colegio, de la ropa, de la educación en general, de todo.”
Canosa destrabó uno de los principales ejes e iluminó los motivos del político para sellar este acuerdo: “Por qué él firma esto y el hijo, o la hija en este caso, Matilda, no es de él. Cuánto dinero le costó la subrogación de vientre. Y todo lo que él le firmó y le prometió, porque lo que los hijos de él, tanto Martina como Tommy, no querían, era que Matilda fuera heredera”.
Luego, Débora D’Amato leyó uno de los párrafos más sustanciales del documento: «A efectos de garantizar el cumplimiento de las obligaciones asumidas por Martín Redrado que extienden por un plazo máximo de 16 años, cuando esto se firma, porque la menor tenía 2, está hablando hasta la mayoría de edad de la menor”.