A prepararse: 2025 parece ser muy BANI

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“Esta vida es un lecho de cristal / nuestra vida es un lecho de cristal”, canta Fito Paez en La rueda mágica, haciendo referencia a la fragilidad de nuestra realidad. La misma fragilidad que nos provoca una incertidumbre que es cotidiana pero que en el inicio de cada año se hace más palpable. Un periodo que llega con preguntas del tipo: ¿Cómo vendrá el mercado y la economía este 2025? ¿Tendré un buen año?¿Me podré adaptar a una potencial crisis o a algún cambio inesperado? Cuestionamientos que muchas veces nos generan intranquilidad, angustia o ansiedad.

En este sentido, la incertidumbre dejó de ser un concepto exclusivamente teórico para convertirse en una emoción palpable que afecta a las organizaciones y los individuos que las componen. En el horizonte del 2025, este fenómeno no solo va a ser más intenso por los cambios económicos locales, sino también por la incertidumbre global y, por eso, va a demandar un respuesta proactiva tanto de las empresas como de sus colaboradores. Resulta fundamental desarrollar espacios de seguridad psicológica para poder reflexionar sobre cómo prepararnos para enfrentar esta nueva realidad.

Es, además, crucial entender que la incertidumbre genera emociones como la ansiedad y el miedo. Estas no son solamente reacciones individuales, sino que impactan en la dinámica grupal. Las organizaciones de trabajo deberían reconocer esta realidad y crear un entorno de apoyo donde los empleados se sientan seguros al expresar sus inquietudes. La empatía en el liderazgo es esencial, ya que un enfoque empático puede ayudar a mitigar el impacto emocional de la incertidumbre.

El concepto de un mundo BANI (por la sigla de Brittle, Anxious, Nonlinear e Incomprehensible, o frágil, ansioso, no lineal e incomprensible, en español) describe el entorno actual de manera precisa. Este mundo exige que las empresas sean conscientes de que los cambios pueden ocurrir de manera abrupta y sin previo aviso. De ahí surge la necesidad de cultivar una cultura organizacional que valore la adaptabilidad y la innovación. Fomentar un ambiente donde los colaboradores puedan experimentar y aprender de sus errores es clave para enfrentar la inestabilidad y que no impacte negativamente en los resultados.

Ser curioso y explorar

Se inicia un nuevo año y en un contexto de incertidumbre no podemos saber lo que vendrá y al mismo tiempo no somos absolutamente ignorantes de lo que va a venir. Entre la posición de “sabelotodo” y la de “no sé nada”, se encuentra la noción de “docta ignorancia”, es decir, saber lo que no sabemos, ser conscientes de nuestro desconocimiento y adoptar una mentalidad de aprendizaje continuo.

Para las empresas es vital incentivar la curiosidad y la exploración, promoviendo el pensamiento crítico y la creatividad. Esto no solo prepara a los colaboradores para enfrentar lo desconocido, sino que también les permite ser protagonistas de su propio desarrollo.

Si bien es cierto que lo conocido tranquiliza y nos cuesta salir de la zona de confort, la adaptabilidad a los cambios se erige como una de las habilidades más críticas en un entorno de negocios caracterizado por la incertidumbre. Las organizaciones que fomentan esta capacidad no solo sobreviven, sino que prosperan. Esto implica no sólo reaccionar a los cambios, sino anticiparse a ellos.

Capacitar a los empleados en habilidades blandas y técnicas, como la resolución de problemas y la gestión del cambio, debe ser parte integral del desarrollo profesional. Empoderar a los colaboradores para que tomen decisiones y sean proactivos ante los desafíos es esencial.

Fragilidad, no solamente en la empresa

Finalmente, es importante reconocer la fragilidad de la vida. Este hecho nos impulsa a priorizar la salud mental y el bienestar de nuestros colaboradores. Las organizaciones deben adoptar políticas que promuevan un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal. Al hacerlo, no solo mejoran la calidad de vida de los empleados, sino que también incrementan la productividad y el compromiso.

Prepararnos para lo que viene en el 2025 requiere un enfoque integral. Al adoptar estas estrategias para hacer frente a la incertidumbre, no solo estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del porvenir, sino que también crearán un ambiente que promueva la resiliencia y el bienestar de todos sus miembros. En este sentido la incertidumbre si bien es un obstáculo frente a la tranquilidad y nos agrega dificultades, también podría ser una oportunidad para crecer, innovar y cambiar.

Como parte de este proceso, los líderes y las áreas de gestión del talento humano juegan un papel fundamental, siendo los arquitectos de una cultura organizacional que permitirá a empresas y colaboradores prosperar en un mundo BANI.

*Psicólogo, speaker y director de la consultora Contenido Humano. Es autor del libro Mundo Post Covid: La psicología del trabajo tras la pandemia (Ediciones Granica). En Instagram: @contenidohumano.

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