Luego de una investigación de más de un año, personal de la Gendarmería arrestó a siete integrantes de la banda narcocriminal conocida como Los Cabrales, que en los últimos años sostuvieron una lucha por el control de posiciones de venta de drogas en la villa 1-11-14, en el Bajo Flores.
Ese grupo delictivo mantuvo enfrentamientos con otra banda, autodenominada Los Marolas, y en esa disputa por los espacios de control narco en uno de los mayores asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires se llegó, incluso, a tiroteos sangrientos, como el que costó la vida de Nayla Torrilla, una niña de cuatro años que fue víctima en febrero del año pasado de un intercambio de disparos mientras jugaba con amigas en los pasillos de la villa 1-11-14.
Más allá de los nuevos arrestos, el supuesto autor material del asesinato de esa menor había sido atrapado un mes después del crimen, aunque ambos grupos narco siguieron con su lucha territorial.
Según informó el Ministerio de Seguridad de la Nación mediante un comunicado de prensa, “efectivos de la Unidad de Investigaciones de Delitos Complejos y Procedimientos Judiciales Cinturón Sur llevaron adelante una serie de allanamientos que resultaron en la detención cuatro hombres y tres mujeres del grupo vinculado al narcotráfico y el crimen organizado”.
Esa investigación que demandó más de doce meses fue dirigida por el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal Contravencional y de Faltas Nº 1 junto con la Unidad Fiscal Especializada en la Investigación de Delitos Vinculados con Estupefacientes, y permitió coordinar registros en seis domicilios ubicados en el barrio Illia y en la Villa 1-11-14. También se allanó la casa en la que se ubicó a uno de los sospechosos en la localidad bonaerense de La Tablada, en el partido de La Matanza.
En el operativo se secuestraron dosis de cocaína, pasta base y marihuana fraccionada para la venta minorista, además de $11.179.500 y US$5407.
Para los investigadores, de todas maneras, el mejor resultado de los allanamientos llegó con la incautación de 31 celulares que usaban los miembros de la organización criminal, ya que esperan a partir del análisis de esos aparatos esperan obtener nuevas pistas para continuar la pesquisa sobre esa banda.
La Gendarmería continuará con esta investigación más allá de que el lunes pasado esa fuerza federal de seguridad dejó formalmente las tareas de seguridad en la villa 1-11-14, responsabilidad transferida a la Policía de la Ciudad. Esa zona del Bajo Flores era el último puesto en el que operaban de manera cotidiana fuerzas federales en el territorio porteño.
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